22/12/09

Fotos en la calle (1948)


E
n el álbum de fotos de mi Abuela hay tres o cuatro fotos de ella caminando por la calle. En dos de ellas sale del brazo de una muchacha (quién portaba unos lentes tipo gatúbela, muy de los 50s, y era de baja estatura y pelirroja). El peinado de ambas es de pelo suelto, en grandes ondas que rodean sus caras. Un copete considerable el de la muchacha, y el de mi Abuela es más bien fleco. Cuando le pregunto por estas fotos, me dice, "¡ah, son de las que te tomaban en la calle!". Claro que yo no sé de qué se trata esto. Me explica. Antes uno iba caminando por la calle, por ejemplo, por 16 de Septiembre y de pronto te tomaban una foto. Tú no te dabas cuenta de que te la tomaban. Y luego, un poco más adelante, te entregaban un papelito y te decían que te habían tomado una foto y que si querías, podías ir a verla a tal dirección. Tú ibas y primero la veías en chiquito, a través de una cajita (un negativo, me supongo), y si te gustaba, te la hacían grande y la pagabas.

Toda la anécdota me parece maravillosa. Habla de otro momento de México y de otra mentalidad de las personas, así como un mercado de bienes y servicios diferentes al de ahora. Pero al mirar las fotos, mi impresión es definitivamente mayor, pues el caminar de mi Abuela por la calle, su porte, su estatura, su vestido y tacones, sus cejas duras y bien delineadas, me hablan de una muchacha tímida e insegura dentro de un portentoso cuerpo y seductor rostro. Y más allá, hablan del paso de tiempo, del paso de la juventud, y del paso de la vida.

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