24/12/09
¡Adiós, guapo! (1946)
Mi Abuela tenía una comadre que se llamaba Magdalena. Cuenta que "la madrina Magdalena" (mi Abuela tiene este hábito de llamar a todos en función de los hijos o los nietos) era "muy loca" y tuvo muchos galanes "muy pesudos", como su marido, que, creo, fue un funcionario de alto nivel de Petróleos Mexicanos (PEMEX). Total que la madrina Magdalena fue amiga de mi Abuela desde muy jóvenes y en una ocasión, ambas estaban paseando en la calle. Pasó un hombre en su auto y mi Abuela, sin titubear, le lanzó estas palabras: ¡adiós, guapo! Magdalena se quedó estupefacta ante tal atrevimiento. "¿Pero estás loca?", la increpó. "¡Tú eres casada!, ¿qué le andas gritando a los hombres en la calle?, eso es de una cualquiera, eso está muy mal.". Mi Abuela, justificándose, le respondió: "¿Pero qué tiene?, pues estaba guapo. No le hace que sea casada.". Se encaminaron entonces a la casa de mi Abuela. Al llegar, mi Abuela le dijo a Magdalena, "mira Magdalena, te presento a mi marido Alberto", y la sorpresa fue de Magdalena al ver que el hombre guapo que conducía el auto era nada menos que el marido de su amiga.
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